TERRITORIO

La Montaña Palentina es una comarca natural que se localiza en el extremo septentrional de la provincia de Palencia. La comarca forma parte de la vertiente meridional de la Montaña Cantábrica, lindando con las comarcas de Riaño, Liébana y Campoo, con las que limita al norte; y de la planicie que da lugar a la Meseta Castellana en el extremo sur. Al este linda con La Lora Burgalesa, y al oeste con la Montaña Leonesa en su segmento de Cistierna. 

El territorio que denominamos Montaña Palentina está integrado por 19 términos municipales. La población total asentada en la comarca es de 25.178 habitantes según el padrón del año 2006, población que representa el 15,18% de la población provincial. La superficie comarcal es de 1.706,07 Km², el 21,90% del territorio provincial y el 1,87% de la superficie de Castilla y León. La densidad media de población es de 14,76 hab/km², cifra que aún estando por debajo de la media provincial y regional, se enmascara con desviaciones como la del municipio de Guardo. La verdadera despoblación de la mayor parte del territorio comarcal, con densidades que no superan siquiera los 10 hab/km², circunscribiéndose las cifras más alarmantes al municipio de Triollo (1,12 hab/km²), La Pernía (2,52 hab/km²), o Berzosilla (2,91 hab/km²).

Características Generales de la Montaña Palentina

  1. Homogeneidad Física

    La Montaña Palentina se encuadra dentro de la Cordillera Cantábrica, en su sector central, la más alta y enérgica unidad. Es como tal un espacio singularizado en donde la esencia es lo montañoso y en donde los componentes naturales, sin obviar la indeleble impronta humana, adquieren personalidad propia. Según los criterios utilizados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) la zona objeto de estudio es una comarca calificada de Zona de Alta Montaña.

    Dada su posición geográfica, en la Montaña Palentina dominan los caracteres propios de una fachada oceánica, manifestándose en el borde sur de la misma, los rasgos del clima mediterráneo. Biogeográficamente, la Montaña Palentina queda encuadrada en los territorios de la Región Eurosiberiana, con la presencia masiva de hayedos y, sobre todo, bosques de roble albar.

    La orografía y el clima (inviernos largos y fríos que limitan la potencialidad agrícola del territorio y veranos breves y húmedos que comprometen la maduración de numerosos productos) han marcado tradicionalmente las actividades y creaciones humanas en la Comarca.

  2. Homogeneidad socioeconómica

    Desde una perspectiva histórica, la evolución reciente de la comarca viene determinada por la introducción y desarrollo de la industria extractiva a finales del siglo pasado, que transformó no sólo la estructura económica de la comarca, sino también sus actividades sociales y culturales. Esta época marca el comienzo de las explotaciones mineras en la comarca, primero en la zona de Barruelo de Santullán y posteriormente en la de Guardo, produciéndose en ambos casos un importante incremento de población. El proceso migratorio se nutría, fundamentalmente, de personas provenientes de Extremadura y Andalucía.

    Mientras que la minería del carbón comienza a ser la actividad principal de la comarca, el sector agrario tradicional, y de forma especial la ganadería, continúa su desarrollo. Por otra parte, el aumento de la actividad económica de la comarca produce un conjunto de efectos incluidos en otros sectores, como los servicios y la construcción. Es en los años anteriores a la Guerra Civil, cuando la comarca vive sus más dinámicos momentos económicos, a pesar de la gran conflictividad social de la época. El nivel de renta y consumo es alto, y se asiste a la consolidación de la actividad extractiva, que se lograría definitivamente tras el paréntesis de la Guerra Civil y como consecuencia, primero, del incremento de la demanda de carbón que se produce en Europa durante la Segunda Guerra Mundial y, posteriormente, por la política de autarquía seguida en la década de los cincuenta.

    El clima propicio para la actividad económica que se genera en la comarca, junto con su situación geográfica de cruce de comunicaciones, favorece el despegue de una industria alimentaria, la de elaboración de galletas, que en la década de los 50 se consolida como la segunda actividad económica comarcal. El sector agropecuario sufre las transformaciones propias de la crisis de la agricultura tradicional: como es bien sabido, la mecanización y el éxodo de la población activa agraria caracterizan a la agricultura  española durante esta época.

    En los años sesenta la construcción de pantanos supone un nuevo impulso para la industria energética, y a finales de esta década, la configuración económica de la comarca obedecía ya a sus características actuales con tres sectores básicos de actividad económica: la actividad extractiva y energética, la industria agroalimentaria y la ganadería.

    La tendencia que se registra es, por tanto, hacia una clara terciarización de la economía y un claro declive de las actividades agraria y minera. En tan sólo una década, ha disminuido mucho la importancia de la agricultura, la industria (incluida la energía) y la construcción como fuentes de empleo, para aumentar la del sector servicios. El sector que más ha disminuido en los últimos años ha sido industria, que en la actualidad representa el 23% de la población ocupada.

    Aunque actividad minera, como ya se ha dicho, sea una actividad en absoluta decadencia en la comarca, los efectos derivados de su reestructuración inciden de forma importantísima en los fuertes contrastes entre los datos básicos de los municipios de la comarca, dependiendo de que se trate de municipios en los que la minería ha constituido en épocas relativamente recientes su base económica o no

  3. Estructuración Subcomarcal

    La Montaña Palentina presenta unas características morfológicas y climáticas que la caracterizan como una “zona de alta montaña”. A pesar de esta característica común, sus comunicaciones internas y la capacidad de liderazgo que vienen ejerciendo sus tres poblaciones principales hacen que presente un alto grado de desestructuración interior.

    Los municipios que la integran se estructuran en tres subcomarcas organizadas en torno a las poblaciones principales: Guardo con 7.835 habitantes es la principal población de la comarca, lo que unido a su situación geográfica hace que sea la cabecera natural de la subcomarca occidental. Aguilar de Campoo con 7.303 habitantes es el segundo núcleo más poblado, cabecera de la subcomarca oriental; y Cervera de Pisuerga, con 2.623 habitantes, muy inferior a las anteriores, articula la subcomarca central, favorecida por su ubicación geográfica.

    Mapa Subcomarcas de Montaña Palentina

    La relación de los municipios encuadrados que forman parte de cada subcomarca es la que se muestra en la siguiente tabla.

    En el sector Oriental, los municipios de Berzosilla, Pomar de Valdivia y una parte de Aguilar de Campoo, ocupan el extremo occidental de la unidad morfoestructural de Las Loras burgalesa y se identifica como “La Valdivia”; si bien el municipio de Berzosilla se enclava íntegramente en la vertiente sur de Las Loras, en el denominado Valle de Valderredible.

    Las comunicaciones y flujos internos se desarrollan en torno a un eje horizontal que une las referidas poblaciones principales: Guardo, Cervera de Pisuerga y Aguilar de Campoo, implementado por tres ejes verticales que articulan la comarca.

    La situación geográfica de cada subcomarca, sus comunicaciones con el exterior, la importancia de sus recursos endógenos, y la evolución y organización de sus centros poblacionales hacen que sus oportunidades y limitaciones para impulsar el desarrollo sostenido resulten muy dispares.

    • La subcomarca de Aguilar de Campoo con 10.067 habitantes y una densidad de población de 18,62 hab/Km² presenta las mejores comunicaciones con el exterior merced a la Autovía A-67 (Palencia a Santander), la N-627 (Burgos a Aguilar de Campoo) y la línea de ferrocarril Palencia – Santander. Este hecho, unido al desarrollo histórico de la industria agroalimentaria y a la práctica superación del proceso de reconversión de la industria del carbón de la cuenca de Barruelo de Santullán, hacen que presente unos niveles de desarrollo económico y social superiores, siendo también mayores sus potencialidades futuras.

    • La subcomarca de Guardo, con 11.039 habitantes y una densidad de población de 21’97 hab/km², agrupa al mayor centro poblacional de la Montaña Palentina, si bien es el territorio que presenta un mayor grado de aislamiento debido a su lejanía y deficientes accesos a las redes de autovías y ferrocarril convencional. Este hecho, unido a la profunda reconversión llevada a cabo en su industria química y a que la industria minera debe iniciar en la actualidad su proceso de ajuste, hacen que si bien ha disfrutado de unos niveles de desarrollo relevantes, sus potencialidades actuales para impulsar su desarrollo sostenido resulten muy inferiores, con la consiguiente amenaza de profundizar en la corriente de despoblación del territorio.

    • La subcomarca de Cervera con una población de 3.809 habitantes y una densidad de población de 5,82 hab/km², es la menos poblada de la Montaña Palentina y la que presenta mayores grados de dispersión poblacional interior. Esta se debe a su estructuración en pequeños núcleos de alta montaña dedicados tradicionalmente a la ganadería extensiva. Dispersión poblacional, unido a sus deficientes comunicaciones con el exterior, aún a pesar de ser mejores que las de Guardo, hacen que su actual grado de desarrollo sea inferior. A pesar de ello, su ubicación geográfica en el centro de la comarca y su potencialidad turística le confieren ciertas posibilidades para afrontar un desarrollo sostenido superior.

      Estas características han tenido gran influencia en la articulación de la zona. Los flujos de relaciones, intercambios y actividades han venido girando en torno a las tres subcomarcas, cuyas cabeceras actuaban, y aún continúan haciéndolo, como centros de abastecimiento y de servicios para la población.

      La organización de la actividad económica en las tres subcomarcas, consolidó a los tres municipios cabeceras como centros de abastecimiento y servicios para la población. Además, el desarrollo industrial de Guardo y Aguilar de Campoo, propició el crecimiento en estas dos localidades de una importante industria auxiliar y de servicios. Su desarrollo ha convertido al sector servicios en la primera fuente de empleo de la comarca, al ocupar el 54% de la población (sin incluir el 13% del sector construcción). No obstante, y dejando a un lado la polarización territorial de este sector, la mayor parte de los municipios de la Montaña siguen teniendo en el sector agrario, y fundamentalmente en el subsector ganadero, su principal fuente de ocupación y riqueza.

  4. Estructura física y medio ambiente de la Montaña Palentina

    • Medio Físico

      La Montaña Palentina es como tal un espacio singularizado en el que la esencia es lo montañoso y en el cual los componentes naturales, sin obviar la indeleble impronta humana, adquieren personalidad propia. En este mosaico de condiciones que es el medio montañoso, el relieve se manifiesta como fundamento del complejo ecológico.

      La Cuenca del Duero, junto con el Macizo Asturiano, constituye parte del antiguo zócalo peninsular. Este basamento ha soportado los efectos de varias orogénicas pero mientras el centro del mismo permaneció prácticamente pasivo durante la orogenia alpina, gracias a su rigidez, sus rebordes cantábrico e ibérico tuvieron que soportar los efectos de importantes esfuerzos que plegaron la cobertera mesozoica y paleógena.

      La Montaña Palentina se encuadra dentro de la Cordillera Cantábrica, en su sector central, la más alta y enérgica unidad que se corresponde con un gran abombamiento del zócalo en el cual aparecen muy variadas litologías y modelados asociados a las mismas, si bien el relieve se resuelve en un conjunto de bloques levantados, dilacerados muchos de ellos por la disección fluvial, que sirven de encuadre de otros deprimidos. Al oeste de la zona aflora el zócalo con sus estructuras complejas reactivadas parcialmente durante la Orogénica Alpina; al este, las estructuras son más bien alpídicas y los afloramientos son, en gran parte, los de la cobertera mesozoica, cada vez más potente hacia oriente mientras que al sur, coincide con el recubrimiento terciario y cuaternario que enlaza con el resto de la Cuenca del Duero.

      El relieve se caracteriza por un fuerte contraste entre las planicies de los valles y las altitudes de las montañas. Estos fuertes desniveles contribuyen a configurar un contexto natural típico de zonas de alta montaña, de modo que, de los 1.050-1.300 m. de altitud de las zonas más bajas por donde discurren los ríos Pisuerga y Carrión, se pasa, en apenas 10 kilómetros, a cimas que superan los 2.000 m., dando lugar a la aparición de valles recortados con fuertes pendientes. La altitud media comarcal se sitúa en torno a la cota de 1.000 m., siendo la máxima la del Pico Curavacas (2.552 m).

      Según los criterios utilizados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la zona objeto de estudio es una comarca calificada de Zona de Alta Montaña, tal y como se recoge en la Ley 25/1982. Dentro de ella y delimitadas por la curva de nivel de los 1.600 metros, se distinguen tres zonas:

      • Sierra del Brezo y la Peña
      • Fuentes Carrionas y La Pernía Occidental
      • Sierra Braña, Sierra Peña Labra y Sierra Híjar

      Al este de la comarca, en la Valdivia, se encuentra la unidad morfoestructural de Las Loras, que alcanza su más amplia representación en la provincia de Burgos, pero que en Palencia incluye parte del término municipal de Aguilar de Campoo y por completo Pomar de Valdivia y Berzosilla. Las Loras, esos largos y estrechos sinclinales colgados forman una unidad de modelado cárstico producido por la acción erosiva del agua que disuelve los componentes minerales de la roca caliza. El modelado cárstico ha producido enclaves de gran valor ecológicos paisajístico y turístico como Covalagua, la cueva de los Franceses, las Tuerces y el Cañón de la Horadada.

      Desde el punto de vista fluvial, en la Montaña Palentina, se dan cita dos importantes cuencas sedimentarias, la Cuenca del Duero en su máxima representación con el nacimiento de los dos importantes ríos, Carrión ¬y Pisuerga, en cuyas cuencas se han construido cinco embalses; y la Cuenca del Ebro, representada por el mismo río Ebro, que nada más nacer en la limítrofe Cantabria, atraviesa una pequeña superficie de territorio palentino, por tierras de Báscones de Ebro.

    • Climatología

      Climáticamente la Montaña es también un espacio mosaico, en donde las reglas aplicadas generalmente a este ámbito, suelen constituir más la excepción que la norma, condicionada ésta por las innumerables condiciones que el relieve origina. No obstante, el clima, es de transición entre el tipo mediterráneo continental y el atlántico de montaña.

      Dada su posición geográfica, la Montaña Palentina combina los caracteres propios de una fachada oceánica y los de una región mediterránea compartiendo rasgos de ambos dominios climáticos. La transición climática del dominio atlántico al mediterráneo es tan clara que puede observarse un nítido gradiente:

       Al norte de una línea que uniría Peña Prieta, Curavacas, Valdecebollas y Sierra de Híjar el clima es el propio de la Montaña Cantábrica media y alta: frío y lluvioso, con numerosas nevadas y muchos días con niebla y nubes bajas. La insolación es escasa y solo durante el ambiente es realmente agradable el diurno verano desconociendo prácticamente los grandes calores.

      Entre esta línea y otra que uniría la Sierra del Brezo con Sierra Corisa y Aguilar de Campoo encontramos un clima de transición, de ambiente más seco y continentalizado, con inviernos fríos pero veranos tibios y soleados durante los cuales las precipitaciones descienden considerablemente. Con un relieve muy compartimentado, esta zona presenta el aspecto de un complejo mosaico con microclimas muy diferenciados: la citada transición climática no es gradual, sino que presenta múltiples facies condicionadas por la topografía.

      Finalmente, al sur de la línea citada, existe un típico clima mediterráneo continentalizado, con régimen térmico relativamente extremado y sequía estival larga y marcada. Las precipitaciones no pasan de la mitad o de un tercio de las que se registran en la divisoria de la que, sin embargo, no dista más de una veintena de kilómetros.

    • Estadísticas climatológicas del Ámbito Territorial

      Indicadores

      Cervera

      Guardo

       Aguilar

      Temperatura media anual (ºC)

      7.5-12.5

      7.5-10

      7.5-12.5

      Precipitación media anual (mm)

      600-1000

       600-1000

       600-1000

      Meses con mayor precipitación

      Nov-Dic

      Nov-Dic

      Nov-Dic

      Meses de menor precipitación

      Jul-Ago

      Jul-Ago

      Jul-Ago

      Días con temperaturas ? = 0 (ºC)

      60-120

      60-90

      90-120

      El análisis de las temperaturas medias mensuales y anuales nos pone de relieve un hecho ya señalado: la intensidad y duración del frío con un período frío que se alarga desde el mes de octubre hasta mayo y un período cálido relativamente corto, con una estación primaveral que en la práctica se reduce a algunas semanas de mayo y junio, y un verano que ocupa los meses de julio y agosto sin llegar a ser excesivamente cálido. Otro período de transición como es el otoño, tampoco adquiere una duración significativa, adelantándose a la última quincena de septiembre y parte de octubre.

      El análisis de las mínimas, ya sean tomadas como tales o como media de las mínimas absolutas, ahondan más en el carácter de un medio frío que es la Montaña Palentina. La posibilidad de heladas durante ocho meses al año, con temperaturas bajo cero, tal y como muestran las medias de las mínimas absolutas, y el que la media mensual de las mínimas de octubre a mayo no supere los cinco grados, o lo haga muy ligeramente, evidencia aún más este hecho. Temperaturas mínimas que lo son también en los meses de verano, fruto de los fuertes contrastes térmicos diarios que se pueden producir durante el estío en este medio.

      A unas mínimas bajas, le corresponden unas máximas no demasiado elevadas, salvo en los meses centrales del verano, que pueden llegar a altas en las absolutas durante julio y agosto. No obstante, ninguna de ellas refleja una acentuación extrema del calor, pues sólo superan en uno o dos grados los veinticinco de temperatura, las cuales se ven matizadas por el frescor que suele acompañar a las horas nocturnas.

      Por lo que respecta a las precipitaciones, éstas no presentan una distribución homogénea, incrementándose según nos vayamos adentrando desde la cuenca sedimentaria al ámbito montano en una serie de aureolas que se acercan bastante a las curvas hipsométricas. Las montañas de la Sierra del Brezo y de la Peña, situadas al oeste de la comarca, retienen en forma de nieblas y lluvias gran parte de las masas de aire húmedo procedentes del Atlántico. Esto origina abundante nubosidad y frecuentes precipitaciones repartidas a lo largo del año. El período húmedo en la comarca está entre 9-10 meses como media, siendo los meses de mayores precipitaciones diciembre y enero, y los meses más secos julio y agosto. La pluviometría media mensual, oscila entre los 628,1 l/m² de Aguilar de Campoo y los 1.164,5 l/m² de Triollo.

    • Puviometría

      Fuente: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).

      La orografía y el clima (inviernos largos y fríos que limitan la potencialidad agrícola del territorio y veranos breves y húmedos que comprometen la maduración de numerosos productos) han marcado tradicionalmente las actividades y creaciones humanas en esta comarca. A estos inconvenientes, habría que añadir hasta hace poco tiempo los derivados de prolongados períodos de incomunicación por la nieve. Los mejores pastos no son aprovechados más que por rebaños que practican alguna forma de trashumancia o trastermitancia.

    • Edafología

      La edafogénesis presenta en la zona una gran variedad de situaciones dada la gran diversidad de substratos, de formas de relieve y de topo y microclimas. El mosaico resultante es por ello enormemente contrastado no siendo raro encontrar cambios bruscos.

      El principal factor limitante de la edafogénesis son las pendientes: pasados los 30 o 35° de inclinación el desarrollo de suelos es prácticamente inviable. En áreas de pendientes medias (20°) los suelos necesitan para conservarse una cubierta vegetal continua y con un denso sistema radicular.

      Estos hechos determinan algunos de los caracteres esenciales de la cubierta edáfica de la Montaña Palentina:

      • Escasez de los suelos profundos y «maduros» evolucionando verticalmente. 
      • Importancia de las secuencias de suelos y de las cadenas de suelos consecuencia de los abundantes aportes horizontales y desde las zonas culminantes de las vertientes.
      • El transporte mecánico oblicuo predomina generalmente sobre los fenómenos de lixiviado y de transporte hídrico vertical.
      • Predominio de los suelos «de vertiente» (rankers, regosoles, litosoles).
      • Discontinuidad de la cubierta edáfica con extensos afloramientos de la roca madre o de depósitos no edafizados.
      • Vegetación

    • Encuadre Biogeográfico

      Biogeográficamente, la Montaña Palentina queda encuadrada en los territorios de la Región Eurosiberiana, y más concretamente de la Provincia considerarse Región Mediterránea la franja sur de la comarca, perteneciente a la Provincia Aragonesa (sector Castellano-Cantábrico).

      Desde un punto de vista de las comunidades vegetales, la presencia masiva de hayedos y, sobre todo, los bosques de roble albar (Quercus petraea) destacan como elementos caracterizadores de la Provincia Orocantábrica.

      La distinción con respecto a la parte más meridional se establece por la desaparición de este tipo de elementos y la introducción de especies marcadamente mediterráneas.

      La Montaña Palentina, casi en su totalidad, se considera como una zona de gran interés corológico, ya que supone la transición entre dos regiones biogeográficas, recibiendo influencias cantabroatlánticas por el norte y mediterráneas por el sur, en la zona que da paso a la meseta castellana. Esta circunstancia determina, junto a su aislamiento secular y a su pasado ecológico, la existencia de un conjunto de especies vegetales casi exclusivas de esta comarca, en ocasiones, reducidas a parajes muy concretos (especies endémicas).

    • Vegetación Potencial

      En el Mapa de Series de Vegetación de España de Rivas Martínez (1987) se observan las siguientes series de vegetación:

      • Los robledales de rebollo, instalados en los fondos de valle.
      • Los hayedos que ocupan el entorno del puerto de Piedrasluengas y la vertiente septentrional de la Sierra del Brezo.
      • Los abedulares de los altos valles del Carrión y Cardaño y de la Sierra de Peña Labra.
      • Los sabinares en entornos aislados de Velilla y en la sierra del Brezo. La vegetación de alta montaña en las cumbres.
      • Los encinares, quejigales y rebollares que se extienden por la zona sur de la comarca.

    • Vegetación Actual

      La representación florística actual de la Montaña Palentina, sigue presentando un gran diversidad, aún a pesar de la actividad antrópica que a lo largo de los años ha reducido las formaciones boscosas típicas de la montaña, y que antaño recubrían la mayor parte del territorio de la comarca, a zonas en las que se alternan con matorral, praderas y pastizales.

      Entre los bosques, localizados entre los 1.000 y 1.700 m. de altitud, destacan los robledales y los hayedos junto a otros, de menor extensión pero de singular valor, como son: los pinares de pino albar, enebrales y encinares de montaña, tejedas, acebedas, avellanedas, mostellares, abedulares y tremoledas.

      En los bordes de los bosques aparecen las orlas arbustivas con majuelos, rosales, endrinos, espinos pudios, agracejos, etc. Existen además diversos tipos de matorrales. Los escobonales de Genista florida, G. Obtusiramea, Cytisus scoparius y C. Cantabricus aparecen alrededor de los bosques, sobre sustratos silíceos, mientras que en los calizos prosperan los aulagares de Genista hispanica.

      A mayores altitudes, o en localidades muy venteadas donde no puede darse ya el bosque, aparecen los piornales de Cytisus purgans con sabinas y enebros rastreros. Cuando la acción el fuego se ha repetido con insistencia, proliferan los brezales.

      Entre las áreas de pastos, pueden citarse las conocidas praderas de siega o los prados de diente, pastizales de altura, etc.

      En los roquedos, peñas y pedregales crecen las originales plantas rupícolas, con una gran riqueza y diversidad, constituyendo en algunos casos especies endémicas.

    • Fauna

      La variedad de los ecosistemas descritos anteriormente los hace ricos en fauna diversa. En los bosques, praderas, ríos y roquedos podemos encontrar gran variedad de especies, sin citar las que utilizan la zona solo como lugar de paso. En los hayedos y robledales abundan las aves como los picos mediano, mayor y negro (Dendrocopos sp.). Mamíferos como el oso (Ursus arctos), jabalí (Sus scrofa) o corzo (Capreolus capreolus), las rapaces nocturnas como el cárabo (Strix aluco) o la lechuza campestre (Asio flammeus). 

      En los pinares de repoblación y autóctonos se localizan los piquituertos (Loxia curvirostra), arrendajos, ardillas y búhos chicos (asio otus). Las praderas y piornales albergan especies como la perdiz pardilla (Perdix perdix), los pechiazules (Luscinia svecica), las chovas piquirrojas y piquigualdas…

      Famosa de los ríos de la Montaña Palentina son las truchas, ideales para la práctica de la pesca. Mención especial merecen especies como el martín pescador (Alcedo atthis), la garza real (Ardea cinerea), el desmán de los Pirineos (Galemys pyrenaicus), la nutria (Lutra lutra) e insectos como las libélulas.

      En la alta montaña el rey es el oso pardo (Ursus arctos), muy escaso por desgracia, compartiendo el terreno con el topillo alpino (Microtus alpinus), el rebeco (Rupicapra rupicapra), el treparriscos (Tichodroma muraria), el águila real (Aquila chrysaetos) o el buitre leonado (Gyps fulvus).  Junto a esta especie no se puede olvidar otras muy significativas como el gato montés (Felis silvestris), el desmán de los Pirineos (Galemys pyrenaicus), águila perdicera (Hieraaetus fasciatus), halcón común (Falco peregrinus), aguilucho cenizo (Circus pygargus) o búho real (Bubo bubo) o reptiles y anfibios como por ejemplo la lagartija de turbera (Lacerta vivípara), lagartija de Bocage (Podarcis bocagei), víbora de Seoane (Vipera seoanei), al lado de especies de la fauna mediterránea como la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) o el lagarto ocelado (Lacerta lepida) entre otros.

    • Paisaje Cultural

      La huella de la historia ha sedimentado de forma espectacular en las tierras de la Montaña Palentina con una asombrosa concentración de monumentos románicos. Este legado, representa en la Montaña Palentina, la más alta densidad de esta arquitectura en España, e incluso de Europa. El Románico de la Montaña Palentina, recoge la influencia del Románico Norte (Asturias y Santander), con las más puras construcciones del primitivo románico.

      Este legado histórico se ha generado gracias a las diferentes situaciones (culturales y políticas) por las que ha pasado esta comarca. No se puede hablar de un románico específico, aunque si podemos afirmar que tiene ciertas características peculiares.

       Al igual que en el resto de España, el estilo de las construcciones románicas palentinas fue evolucionando con el paso del tiempo, y en el caso particular de Palencia, influenciadas por la cercanía con los reinos de León, Asturias, Navarra y Aragón, además de las diferentes corrientes que llegaban de otros países como la francesa/europea a través del Camino de Santiago y la anglosajona a través del Cantábrico.

      Desde el comienzo de la repoblación (s. X), se aseguraron los asentamientos cristianos en la zona norte, donde al mismo tiempo (s. X-¬XII), se construyeron varios monasterios, de los cuales surgieron diversas escuelas y estilos arquitectónico-escultóricos. También cabe destacar que alrededor de estos monasterios y fuertemente influenciados por ellos, aparecieron grupos de canteros indígenas, que fueron los que se encargaron de colmar de pequeños edificios románicos el norte palentino.

      El Románico norte palentino del siglo XII es arquitectónicamente pobre, al menos en la primera mitad de siglo de la que sólo quedan algunos restos como los de la iglesia de Quintanaluengos de ábside recto (1105), Valoria del Alcor o Frontada. En cambio, en la segunda mitad del siglo se potencia la producción arquitectónica con los fueros concedidos por parte de Alfonso VII a las fundaciones reales de monasterios como el premostratense de Aguilar de Campoo o, el benedictino de Santa María de Mave o el cisterciense de San Andrés de Arroyo. También el tráfico comercial impulsado por la política del monarca, contribuyó a aumentar la actividad constructiva. Sin embargo, la arquitectura románica, no alcanzó gran monumentalidad en esta pujanza constructiva de la segunda mitad del siglo XII.

      Como características generales del Románico de la Montaña Palentina, destacamos el pequeño tamaño de las iglesias que, en ocasiones surgen en deliciosos parajes naturales, fuera del casco urbano pero próximos a él, como es el caso de la ermita de Santa Cecilia en Vallespinoso de Aguilar enclavada sobre una roca natural que se convierte en base o cimiento de la propia iglesia.

      En otro enclave natural, encontramos la ermita rupestre de Olleros de Pisuerga, con interesantes elementos románicos que la hacen particular por el aprovechamiento estructural del entorno natural que le proporciona la roca, en la que está enclavada.

      En cuanto a las características arquitectónicas, los muros son robustos en su parte inferior, y presentan pequeñas aperturas o huecos rasgados en su parte superior. El arco utilizado, en la apertura de ventanas y en portadas, es el de medio punto con arquivoltas decoradas sobre columnas con capiteles tallados con motivos vegetales y geométricos en su mayoría. En el interior, al utilizar el arco de medio punto, aparece la bóveda de cañón con arcos fajones, como solución de cubrición del espacio de las naves generando, por intersección en el crucero, la bóveda de crucería. En la cabecera cierra el espacio un ábside semicircular. Sobre la portada presentan, en numerosas ocasiones un friso con escenas referidas a diversos pasajes del Evangelio, como el Pantocrátor que encontramos en la iglesia de la Asunción en Pisón de Castrejón.

      En general, la mayoría de las plantas de iglesias son de una sola nave, lo cual no se contradice con el cuidadoso tratamiento que reciben muchas de ellas. Tal es el caso de Matalbaniega en Aguilar, iglesia monacal con seguridad que se caracteriza por la perfección y austeridad de su fábrica, evidenciable tanto en los muros que cierran la alta nave y que soportan la cornisa con finos canecillos, como en el ábside apoyado en ligeros contrafuertes.

      Otros dos ejemplos de excelentes proporciones son: la iglesia de Villanueva de Pisuerga (actualmente en Palencia) de la que destaca su portada con arquivoltas apuntadas de pronunciado abocinamiento, y la iglesia de Santa Eulalia de Barrio de Santa María cuya austeridad arquitectónica no esconde el interés de la talla escultórica que decora capiteles y arquivoltas. En el interior del ábside presenta unas pinturas tardorrománicas de gran calidad, mientras que al exterior destacan los pilares que, tras apoyarse en un alto zócalo, estructuran los paramentos verticales.

      Como elemento singular y verdaderamente significativo e identificativo del Románico norte mencionaremos la iglesia de San Salvador de Cantamuda, citada ya en 1123 y posteriormente en 1181 cuando Alfonso VIII la cedió al Cabildo de Palencia. Tiene una sola nave en planta de cruz latina, con crucero y cabecera, coronada por tres ábsides semicirculares (el central mucho mayor que los laterales). Destacamos como particular el sistema de cubrición del ábside mediante un cuarto de bóveda gallonada, con nervios de sección rectangular de refuerzo, al igual que encontramos en algunas construcciones asturianas (colegiata de Arbás) y sorianas (San Juan de Rabanera, Perdices). Al exterior, la iglesia está dominada por la espadaña que se alza en el hastial y que aparece dividida en dos cuerpos: el superior, con dos pares de troneras superpuestas y el inferior con un arco de descarga que permite el vano de una ventana y la puerta de acceso. Al lado una torre cilíndrica de influencia mozárabe completa el conjunto.

      En definitiva, en un recorrido por la Montaña palentina nos encontramos con un interesante mosaico de pequeñas edificaciones de gran calidad y belleza que, dispersas en su entorno, confieren una gran categoría al Patrimonio arquitectónico-cultural de la comarca para disfrute del visitante.